Las voces de la sabiduría

Las voces del desierto de Marlo Morgan relata la experiencia de una médico americana afincada en Australia que vive la experiencia de convivir dos meses con nativos australianos.

Siempre he tenido curiosidad por la vida de los aborígenes australianos tan castigados por el hombre blanco. Igual que los nativos americanos fueron desterrados, "reeducados", perseguidos, marginados y condenados a la pobreza dentro de una cultura que les es ajena.

Es un libro lleno de enseñanzas, desde el primer contacto de la autora con la tribu hasta el final. Ella relata las pruebas a las que la someten, primero para ganarse su confianza y después para que aprenda a sobrevivir en un paisaje tan hostil como el desierto australiano, pero en este desierto nada es lo que parece y ellos saben interpretar los mensajes que nos envía la naturaleza para buscar agua y comida.

Ellos viven en consonancia con la naturaleza, entendiendo que formamos parte de ella y por tanto debemos respetar tanto a animales como a plantas. Viven dando las gracias a la naturaleza por proveerles y dedican su vida a descubrir que talentos tienen, Para poder desarrollarlos y hacer que los otros miembros se beneficien. No tienen apego a los bienes materiales y la idea de poseer tierras les parece tan absurda como inconcebible. Ellos disfrutan de los sentimientos que generan las cosas y luego las dejan donde estaban y se guardan el recuerdo de la felicidad que han compartido.

Dicen cosas cómo que para qué nos sirve tener tantas cosas si luego no sabemos disfrutar de las cosas más sencillas y mejores de la vida como el sentimiento de estar desnudo bajo la lluvia y que es una pena que no lo experimentemos nunca. 

Lo que más me gustó es que no juzgan a nadie y aceptan a la gente tal como es sin intentar cambiarla, una cosa que parece tan sencilla pero que nos cuesta tanto.

En definitiva es un libro que invita a la reflexión y te hace preguntar qué hacemos mal en nuestras vidas para no disfrutarla como deberíamos y estar siempre quejándonos por cosas que no valen la pena. Si todo el mundo pensara como ellos nos irían un poco mejor las cosas.